«La adversidad forja el carácter y el carácter forja el talento»
Sandy Kominsky
Pensar sobre qué es una organización sobresaliente es un reto en sí mismo, ya que el atributo “sobresaliente” puede generar en cualquiera de nosotros ideas diversas que asociamos directamente a nuestra experiencia y vivencias particulares en lo profesional. Se trata de un fenómeno similar al que se produce cuando una pitonisa te lee las líneas de la mano y conquista tu atención a base de frases genéricas que automáticamente haces tuyas porque las adecúas subconscientemente a tus circunstancias particulares.
Si atendemos a lo que nos dice la inteligencia artificial, ser una organización sobresaliente “implica tener un alto nivel de excelencia en todos los aspectos de su funcionamiento y lograr resultados destacados en su campo de acción”, identificando siete características clave que suelen asociarse con este concepto:
- Liderazgo fuerte: Una organización sobresaliente cuenta con líderes inspiradores y efectivos que establecen una visión clara y motivan a los miembros del equipo a alcanzarla. Estos líderes fomentan la innovación, la colaboración y la toma de decisiones basada en datos.
- Robusta cultura organizacional: Una cultura asentada implica tener valores claros y compartidos, normas de trabajo saludables, comunicación abierta y un ambiente en el que los empleados se sientan valorados, motivados y empoderados.
- Innovación y adaptabilidad: Una organización sobresaliente está dispuesta a desafiar el statu quo y a buscar constantemente formas de mejorar y crecer. Fomenta la creatividad, la experimentación y la adopción de nuevas ideas y tecnologías. También tiene la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios del entorno empresarial y a las demandas del mercado.
- Responsabilidad social y sostenibilidad: Una organización sobresaliente no solo se preocupa por su éxito financiero, sino también por su impacto en la sociedad y el medio ambiente. Adopta prácticas empresariales responsables, se compromete con la sostenibilidad, la responsabilidad social corporativa y contribuye positivamente a la comunidad.
- Talento y desarrollo de habilidades: Una organización sobresaliente se esfuerza por atraer, retener y desarrollar talento excepcional. Esto implica reclutar a las personas adecuadas, brindarles oportunidades de crecimiento y desarrollo, y promover una cultura de aprendizaje continuo.
- Orientación al cliente: Una organización sobresaliente pone al cliente en el centro de sus operaciones. Escucha activamente las necesidades de los clientes, busca constantemente formas de mejorar la calidad de los productos o servicios, y se esfuerza por ofrecer una experiencia excepcional al cliente en todos los puntos de contacto.
- Desempeño financiero sólido: Una organización sobresaliente logra resultados financieros sólidos y sostenibles. Esto implica una gestión eficiente de los recursos, una planificación estratégica efectiva, una asignación adecuada de presupuestos y una capacidad para generar ingresos y rentabilidad.
En resumen, parece que ser una organización sobresaliente implica tener un liderazgo consolidado, una cultura organizacional asentada, un enfoque centrado en el cliente, una mentalidad innovadora y proactiva, un desempeño financiero sólido y un alto nivel de responsabilidad social y sostenibilidad.
Para Insight, sin embargo, una organización sobresaliente significa algunas cosas más que todo lo enumerado, aspectos que no pueden negarse pero que se encuentran en ese terreno de las “grandes afirmaciones” que todo el mundo comparte pero que pocos saben, con certeza, cómo desplegar.
Describo ahora una pequeña traducción de estos siete elementos que, desde un punto de vista mucho más personal, caracterizarían a una organización sobresaliente:
- Liderazgo fuerte: Los líderes no mandan. Sirven.
- Robusta cultura organizacional: Se comparte un fin común que va más allá de ganar dinero (o recibir la nómina mensual). Sin un propósito colectivo significativo, somos una empresa más.
- Talento y desarrollo de habilidades: Las personas buscan ser mejores y hacer mejores a los que les rodean.
- Orientación al cliente: Siempre reflexionar sobre qué pensaría el cliente si nos estuviera escuchando o viendo. Siempre visualizar al cliente al principio y al final de todo. De cualquier debate. De cualquier discusión.
- Innovación y adaptabilidad: Las personas de la organización abrazan el cambio y se empujan cada día a salir de su zona de confort. Ojo, se empujan a sí mismas, no “son empujadas”.
- Desempeño financiero sólido: La rentabilidad y sostenibilidad financiera es un “must” para hacer realidad el propósito que queramos hacer realidad. Nadie pone en duda eso. Y el grado de madurez de la estructura de gestión es clave.
- Responsabilidad social y sostenibilidad: El papel que se juega en el ecosistema del que la organización forma parte marca el grado de influencia futuro sobre otros. Impacto positivo. Real. Eso es ser sostenible.
Ahora pensemos en qué porcentaje de líderes de la organización “sirven”, qué porcentaje de personas de la organización se mueven por un interés colectivo significativo, qué porcentaje de personas buscan ser mejores y hacer mejores al resto, qué porcentaje de personas piensan en todo momento en “cliente” más allá de los intereses departamentales u organizacionales o qué porcentaje de personas se empujan cada día a salir de su zona de confort…
Quizá estas últimas y breves reflexiones sean un buen punto de partida, más allá de la impersonalidad de la inteligencia artificial, para identificar personas, equipos y organizaciones sobresalientes. Al menos, a nosotros, nos ayuda…